Como dijo Antonio Moreno, el jefe superior de policía de la Comunidad Valenciana: “no podemos dar información al enemigo”. Hoy, yo voy a quebrar esa máxima militar y voy a “dar información al enemigo”. Yo me siento enemigo, no del Cuerpo Nacional de Policía y sus miembros, allá sus conciencias, sino de aquellos que amparándose en la ley manipulan para obtener réditos políticos de actos viles. Soy también enemigo de quien calla y mira a otro lugar, de quien justifica y de quien no informa de forma veraz. Pero yo, al contrario que el señor Moreno, no soy violento, no veo al enemigo como a alguien a quien derrotar y, sobre todo, tengo razones y argumentos de sobra para sonrojar a mi supuesto enemigo.
Si para contener a trescientos alumnos de Secundaria y Bachillerato, se necesita un número secreto de policías (para no dar información al enemigo). ¿Cuántos se necesitarían para contener a cinco millones de parados? ¿Y para contener a los casi diez millones de españoles que viven en el umbral de la pobreza? La ecuación sería imposible de cumplir. Esto que digo es una obviedad, pero veo que muchos en las cúpulas del poder no prestan atención a este hecho y siguen practicando una especie de “endogamia ilustrada”, que consiste en “digo que es por el bien del pueblo y nos lo quedamos nosotros”. Los recortes son el vivo reflejo de esta forma de pensar, recorto los gastos principales del Estado: subsidios, educación y sanidad; y me quedo con todos los privilegios que nos hemos otorgado: coches, viajes, sueldos vitalicios, tarjetas Visa, etc. Esto daña, como siempre, a quien está más indefenso ante la famosa “crisisestafademiscojones” que estamos, los de siempre, sufriendo. Yo, como soy un iluso, todavía creo que el enemigo no es más que un grupo de golfos que, aprovechando las circunstancias intentan vivir bien a costa del resto. Pero, al final, veo que no es así, esto es un sistema que, dirigido por conocidos y desconocidos, está destinado a estafarnos constantemente, incluso al señor Moreno.
Por eso y como reflexión final me pregunto: ¿por qué el señor Moreno considera a trescientos alumnos de Secundaria y Bachillerato como “el enemigo”? ¿No sería más enemigo quien vestido con traje y corbata estafa y engaña todos los días? ¿No debería hacer cumplir las leyes e investigar la corrupción que ha dejado a cientos de alumnos sin calefacción en pleno invierno? ¿Será verdad lo que dice mi madre: "hijo, eres tonto del culo. Ya sabes que a quien buen árbol se acerca, buena sombra le cobija"? ¿Seré "tonto del culo"?
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